La evitación emocional

Las emociones son procesos básicos de los seres humanos y otros mamíferos. Más exactamente son respuesta elicitadas por estímulos internos o externos, que pueden tener connotaciones positivas o negativas, pero que siempre se encuentran vinculadas a la adaptación ante situaciones que suponen una importante amenaza para el equilibrio del organismo. Basicamente, su función es informar a qué es bueno aproximarse y qué es preciso evitar.

¿Y cómo es posible evitar experimentar algo tan arraigado en nuestra evolución, que cumple funciones biológicas esenciales?

Metafóricamente hablando, evitar las emociones es como luchar contra el mar. Puedes crear un muro para que la marea o las olas no te alcancen, sin embargo, el agua siempre encontrará algún recoveco por el cual entrar. Ahí aparece el miedo, la tristeza o la ira por ser alcanzados por el agua. Sentimos estar luchando contra algo que se escapa de nuestro control. Así son las emociones, podemos intentar esconderlas, reprimirlas o evitarlas porque no queramos experimentar el malestar al sentirnos tristes, enfadados o ansiosos… pero al final, la fuerza natural e innata que ellas poseen, hará que surjan en ti en cualquier momento. Y es ahí, en ese instante, cuando vemos que esa emoción, que tanto evitamos, está floreciendo en nuestro interior. Aparece la angustia, la ansiedad, te das cuenta de la incontrolabilidad de ese fenómeno biológico tan primitivo…así es la evitación emocional y el circulo vicioso que se crea en torno a ella ¿Pero qué es exactamente la evitación emocional?

La evitación emocional, una estrategia de afrontamiento disfuncional.

La evitación emocional es aquella estrategia de afrontamiento que consiste en inhibir las propias emociones. Su objetivo es evitar o no experimentar las emociones valoradas como negativas por el propio individuo, ya sea por la carga emocional o por las consecuencias que conllevan, o por creer que expresarlas puede llevar a una desaprobación social. Habitualmente son la tristeza, el enfado, el miedo o el asco las emociones que suelen ser catalogadas como indeseadas, y por tanto aquellas que suelen ser objeto de evitación emocional.

Esta estrategia de afrontamiento es más común de lo que pensamos. La sociedad en la que vivimos nos enseña que lo normal es el bienestar y que lo socialmente correcto es ser o estar felices. La publicidad, el cine o las series de televisión, hacen muestra de ello a diario, y que de manera inconsciente aprendamos que hay emociones negativas, como por ejemplo, la tristeza, que hay que tratar de experimentar lo menos posible porque “tienes que estar bien”. Observa por un momento las personas que aparecen en los anuncios de televisión, los carteles publicitarios de la calle o incluso a quienes pasean por tu barrio ¿Te has dado cuenta de que la mayoría expresan felicidad?
Incluso ya desde pequeños vamos interiorizando este modelo de afrontamiento. Es muy común ver a adultos decirles a los niños: “No llores”, “No tengas miedo, si no es nada”. Inconscientemente les estamos enseñando a los niños que esas emociones son negativas, que no deben ser experimentadas y por tanto debe ser evitadas o reprimidas.

Esta estrategia de afrontamiento puede resultar efectiva a corto plazo, pues las personas que la utilizan pueden experimentar un alivio inmediato del malestar (que surge con las emociones indeseadas). Y ese alivio inmediato de las sensaciones desagradables, refuerzan negativamente esta conducta de evitación, y provoca una tendencia a repetirla en futuras ocasiones. Sin embargo, a largo plazo, la evitación emocional se convierte en una estrategia disfuncional, pues posee una función prominente en generar y mantener estados de ansiedad.

Evitación emocional y ansiedad.

Los investigadores han comenzado a estudiar la inhibición emocional en relación al constructo de la evitación experiencial de los trastornos de ansiedad, el cual se refiere a una evaluación excesivamente negativa de los pensamientos, sentimientos y sensaciones indeseadas así como a la desgana para experimentar estos acontecimientos privados. La evitación experiencial se correlaciona significativamente con varias características relevantes a la ansiedad, como la sensibilidad a la ansiedad, el miedo a las sensaciones corporales y a la asfixia y la ansiedad rasgo.

Existen investigaciones que muestran claramente que la evitación emocional, junto con la percepción  de pérdida de control, son aspectos que suelen presentar las personas con ansiedad, y las cuales son factores de mantenimiento de dicho trastorno. Sin embargo, también se ha descubierto  que la personas con ansiedad, suelen intentar emplear estrategias que se consideran adaptativas (solución de problemas y reevaluación positiva), lo que indicaría que estas personas hacen el intento de adaptarse, pero es posible que no cuenten con las habilidades suficientes para poner en práctica de forma eficaz éstas estrategias, lo que lleva a la frustración y por lo tanto, a retroalimentar la percepción de falta de control y la posterior evitación emocional.

El papel del Mindfulness para frenar la tendencia a la evitación emocional: ACEPTACIÓN VS EVITACIÓN

La práctica del Mindfulness o conciencia plena facilita la observación, no reactiva, de los estados emocionales negativos e indeseados, mejorando la regulación emocional y contribuyendo a frenar la tendencia a la evitación.
Dos de  los pilares del Mindfulness son aceptación y compasión. Se aprende a sentir las emociones y las sensaciones corporales plenamente y tener una actitud de no juzgar la experiencia interna, animando a la aceptación de las experiencias emocionales tal y como aparecen, sin tratar evitarlas o reprimirlas.

De tal forma, la práctica continuada del Mindfulness puede mejorar la regulación emocional, pues permite ver las emociones negativas simplemente como estados, que igual que aparecen se van, rompiendo el ciclo de evitación/control emocional, y el malestar creciente asociado.

«La exposición Mindful» a las experiencias emocionales, posee el mismo principio de la Exposición con Prevención de Respuesta que se utiliza en la terapia cognitivo-conductual para el tratamiento de los trastornos de ansiedad. Específicamente, consiste en aproximarse a lo que tememos (emociones indeseables) y a permanecer frente a ello hasta que el malestar es abatido, y esta es, en definitiva, la base de la práctica de Mindfulness.
Para finalizar, me gustaría haceros reflexionar sobre este concepto de evitación emocional a través del siguiente video:

¿Consideras que la evitación emocional es una de tus estrategias de afrontamiento? Si es así, debes saber que el primer paso para ponerle freno es ser consciente de ella.

Referencias:

Clark, D. y Beck, A. (2012). Terapia cognitiva para trastornos de ansiedad. Bilbao: Desclée de Brouwer.
Díaz, C., Luna, A., Dávila, A., y Salgado, M. (2010). Estrategias de afrontamiento en personas con ansiedad. Psychologia: avances de la disciplina, 4(1), 63-70.
Mestre, J., y Guil, R. (2012). La regulación de las emociones: una vía a la adaptación personal y social. Madrid: Pirámide.
Miró, M. T. y Simón, V. (2012). Mindfulness en la práctica clínica. Bilbao: Desclée de Brouwer.
Páez, D. (2004). Afrontamiento y regulación emocional de hechos estresantes: Un meta-análisis de 13 estudios. Boletín de psicología, (82), 25-44.

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